domingo, 25 de abril de 2010

Augusto Monterroso- Mauricio Redolés


...y cuando
desperté
1973
aún
estaba allí.

lunes, 29 de marzo de 2010

La caca cantante (Yarixa Severin - Fabiola Parraguez)


Había una vez, un perro muy famoso al que le gustaba llorar. Un día decidió hacer caca en medio de la calle y con tanto calor, se secó.
En ese momento a la caca le salieron ojos, manos nariz, boca, y un alma con ganas de cantar. Justo en esos instantes, pasó una niña que escuchó a alguien cantar y dijo: "Que voz más hermosa". Luego miró al suelo y salió corriendo. La caca gritó: "No te asustes", pero la niña no soportaba esa cosa tan fea así que decidió no escuharla y se fue.
Pasó la noche, llegó otra niña y dijo: "!!!!!!!Oooohh, qué sorpresa¡¡¡¡ y la caca decía: "Por favor, ayúdame, tengo una voz grandiosa." y ella le contestó: "Te llevaré a un lugar en donde te aceptarán". La caca estaba feliz, pero de tan contenta que se puso le dió un ataque al corazón y se murió.

La miserable vida del político honesto (Maury Abarca)


Erase una vez un niño que su sueño era ser político. Estudió toda su vida, año tras año, día tras día y cuando tuvo cuarenta años cumplió sus sueño, lo único malo es que era demasiado honesto.
Un día lo mandaron a hablar con el concejo un tema muy importante, tan importante que hasta tenían un candado las letras, que sólo se podían leer con unos ojos especiales. Cuando pudo descifrar el mensaje dijo que esto era una farsa, cómo van a imponer esta ley al pueblo, el concejo se molestó tanto que lo echaron y le prohibieron ser político por honesto y por decir la verdad.

La nueva ley era: "Está prohibido hablar, mirar o escuchar, excepto para los políticos"

Historia del pájaro que no cantaba (Marco Maldonado)


Una vez, había un pájaro que no cantaba, entonces se le ocurrió una cosa para contactarse con los otros pájaros. ¿Cómo? Comunicarse con las alas haciéndoles señas. Entonces pudo contactarse por un buen tiempo y poder hablar con los otros pájaros en los árboles, y así podía cantar con los demás y recuperarse gracias a sus alas y de esta forma pudo vivir felizmente con los demás pájaros.

Historia del zancudo gordo (Nathaly Rubio)


Había una vez, en una bosque, un zancudo que estaba solo y al cual nadie quería debido a que era muy gordo. Él era así porque no tenía con quien entretenerse, lo único que podía hacer era comer.
Un día, salió fuera del bosque para ver si podía encontrar a otros que lo aceptaran, pero vovió muy triste porque los otros zancudos no lo saludaron, ni siquiera lo miraron.
Cuando estuvo en su casa, pensó qué podía hacer para que los otros zancudos no lo dejaran de lado. él no quería dejar de ser gordo porque ya se había acostumbrado a ser así, lo único que quería era que los otros zancudos lo aceptaran.
Al otro día salió fuera del bosque nuevamente y se encontró con muchos zancudos más y les explicó que era gordo porque tenía los huesos muy adentro, y ahí por fin lo aceptaron.

Misteriosa enfermedad de la tiza que en vez de escribir, borra (Beverly)


Había una vez, en el planeta de las tizas, una de ellas que venía desde África a vacacionar en Chile, y conoció al amor de su vida, ella se llamaba Nathy y el decía: "Wena Nathy". Ellos se casaron y tuvieron muchos hijos. Uno de ellos se llamaba Beto y tenía un problema: una enfermedad derivada de su madre que venía desde África y era de color negro, padecía de "Negritis Aguda". Él no se dió cuenta hasta que ls humanos se apoderaron de ellos y los usaron para escribir en las pizarras; y como las pizarras son negras al igual que él, en vez de escribir borraba. Se sintió muy rechazado por todos y decidió terminar con su vida; se tiró de un quinto piso y por fin acabó con su sufrimiento

Extraño monstruo encontrado en un bolsillo (Fernanda Arenas)


Este era un niño que siempre andaba con el mismo pantalón y ponía cosas en sus bolsillos.Un día, de todos los restos de cosas que tenía en su pantalón se formó un monstruo; su cuerpo era de pelusas, su pelo de chicle, su boca de clip, sus brazos de confort usado, y sus pies eran de restos de lápices.
Sin que se diera cuenta, el monstruo fue creciendo más y más, hasta que el niño sintió un bulto en su bolsillo, introdujo su mano, lo tomó con miedo, y vio al monstruo. Este era muy gruñón y se devolvió al bolsillo, el cual le gustaba mucho porque era oscuro y tibio.
El niño quería deshacerse de él, pero entre más discutían, más cosas encontraba que tenían en común, y así nació la rara amistad entre los dos.

La trágica muerte de una mariposa (Jimmy Ramírez)


Había una mariposa a la que le gustaba volar. Un día, voló en contra de un gato. Volaba y volaba, hasta que el gato la alcanzó y le quitó las alas, le cortó la cabeza, la abrió por dentro, le sacó las tripas y le comió el corazón.

Pensamiento de una piedra solitaria (Anónimo)


Había una vez, una piedra común y corriente en el suelo de un campo, hasta que llegó un mago y le concedió un deseo, y le otorgó vida. Después de tres años, un niño llamado Pitonisio pasó por ahí y dijo: "Qué piedra tan curiosa". La levantó y se la llevó a su casa. La piedra habló y dijo:"Mucho tiempo sola, malos pensamientos vienen por mí en la noche". "No te preocupes" le respondió Pitonisio, ya estás a salvo, pero la piedra no sabía lo que le esperaba. Ella se sorprendió mucho al saber que Pitonisio era un niño comerocas pensantes, y que se había disfrazado de mago para hacerla pensar y después comérsela.

Historia del despreciado palito de helado (Anónimo)


Un caballero compró un helado, y el palito traía un premio, el cual era un viaje a Italia para ver el partido entre la Roma y el Inter de Milán. Unos niños venían caminando, se encuentran el palito, pero no vieron el premio y lo botaron. El palito de helado no soportó que lo despreciaran y se tiró al río.
Fin y Muerte.

jueves, 25 de febrero de 2010

Raulina Yagán Yagán - Astrid Fugellie


Raulina yagán yagán

Raulina Yagán Yagán, la última yámana de Tekenica
y de Ukika, poblados de nutrias y sembraderos vecinos
a la crueldad de las redes y el mar, murió un diez
y siete de abril de mil novecientos ochenta y siete.

Raulina Yagán Yagán no dejó más descendencia que
uno que otro tejido a telar, que la infeliz hubo de
aprender para sobrevivir, porque el mínimo empleo
repelió su oficio de entrelazadora de canastos y
canoas en miniatura.

Y así, Raulina Yagán Yagán, la última yámana de

Tekenica y de Ukika subió a los cielos donde Pedro,
en nombre del Dios Padre Todo Poderoso la recibió:
-¿Tu nombre?
-Raulina Yagán Yagán, repuso la indígena con la
cabeza gacha, y luego agregó, Annu lalayala...
-¿Qué dices?, interrogó el Blanco Santo.
-¡Los he dejado!, ¡Ya los he dejado!, ¿Dónde puedo
encontrar a mi padre dios yámana?
-¿Tu dios padre yámana?, ¿Te refieres al dios padre
de los yaganes?, insistió algo desconcertado el bueno
de Pedro.
-¡Sí!, sisí, se esperanzó Raulina Yagán Yagán.
-Murió, Raulina, tu padre dios murió el diez y siete
de abril de mil novecientos ochenta y siete, en la
tarde.

El eclipse - Augusto Monterroso


Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.