domingo, 2 de septiembre de 2007

Las apariencias del pintor - Ángel Guache


Aquel pintor tan pobre y barbilampiño no sólo llevaba pintado un fino bigote sobre su labio superior; también sus calcetines, que higiénicamente cambiaba cada día de color, eran pintados. Y la mujer con la que dormía estaba pintada sobre la sábana.

sábado, 4 de agosto de 2007

Historia del joven celoso-Henri Pierre Cami


Había una vez un joven que estaba muy celoso de una muchacha bastante voluble.
Un día le dijo:
-Tus ojos miran a todo el mundo.
Entonces, le arrancó los ojos.
Después le dijo:
-Con tus manos puedes hacer gestos de invitación.
Y le cortó las manos.
“Todavía puede hablar con otros”, pensó. Y le extirpó la lengua.
Luego, para impedirle sonreír a los eventuales admiradores, le arrancó todos los dientes.
Por último, le cortó las piernas. “De este modo -se dijo- estaré más tranquilo”.
Solamente entonces pudo dejar sin vigilancia a la joven muchacha que amaba. “Ella es fea -pensaba-, pero al menos será mía hasta la muerte”.
Un día volvió a la casa y no encontró a la muchacha: había desaparecido, raptada por un exhibidor de fenómenos.

Tranvía-Andrea Bocconi


Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. "Amplia sonrisa, caderas anchas... una madre excelente para mis hijos", pensó. La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.
Dudó. Ella bajó.
Se sintió divorciado: "¿Y los niños, con quién van a quedarse?"

Los fantasmas y yo-René Avilés Fabila


Siempre estuve acosado por el temor a los fantasmas, hasta que distraídamente pasé de una habitación a otra sin utilizar los medios comunes.

Hablaba y hablaba...-Max Aub


Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.

Mensaje-Thomas Bailey Aldrich


Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto.Golpean a la puerta.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Aquella muerta- Ramón Gómez de la Serna


Aquella muerta me dijo: –¿No me conoces?... Pues me deberías conocer... Has besado mi pelo en la trenza postiza de otra.

El que se los comió- Ramón Gómez de la Serna


Parece que ha habido un hombre de instintos temerarios que se ha comido unos senos de mujer, como se comen unas naranjas sin mondarlas ni repartirlas en gajos, sino mordiéndolas y chupando. Quizá unos senos comidos con el valiente apetito con que se podría realizar ese acto, sepan a ancas de rana o cosa por el estilo. ¿Y su pezón? Su pezón debe saber como el tostado pezón de los panes que acaban en punta, en una punta exquisita. También parece que algunos senos deben saber a guayaba.

Los senos cuyo valor desconoce el dueño- Ramón Gómez de la Serna


Los senos cuyo valor desconoce el dueño Nadie jamás había tocado sus senos. Habían tenido una perfecta seriedad en su pecho. Estaban reservados para que muriesen inactivos en el árbol solitario. No supo él los senos nuevos e intactos que se llevaba, los senos de miel que tenía entre manos. La noche de sus bodas aquella mujer debió buscar el amante que se diese cuenta. ¡Qué irreparable pérdida! En aquella noche, como todas las noches, perdieron su fragancia los senos preciosos en las manos del tratante de naranjas.

Yo vi matar a aquella mujer- Ramón Gómez de la Serna


Yo vi matar a aquella mujer
En la habitación iluminada de aquel piso vi matar a aquella mujer.
El que la mató, le dio veinte puñaladas, que la dejaron convertida en un palillero.
Yo grité. Vinieron los guardias.
Mandaron abrir la puerta en nombre de la ley, y nos abrió el mismo asesino, al que señalé a los guardias diciendo:
-Éste ha sido.
Los guardias lo esposaron y entramos en la sala del crimen. La sala estaba vacía, sin una mancha de sangre siquiera.
En la casa no había rastro de nada, y además no había tenido tiempo de ninguna ocultación esmerada.
Ya me iba cuando miré por último a la habitación del crimen, y vi que en el pavimento del espejo de la luna del armario estaba la muerta, tirada como en la fotografía de todos los sucesos, enseñando las ligas de recién casada con la muerte...
-Vean ustedes -dije a los guardias-. Vean... el asesino la ha tirado al espejo, al trasmundo.

domingo, 29 de julio de 2007

Alas de mariposa - Esteban Gómez


De su cadáver
salían gusanos luminosos
y crecían sendos tulipanes negros
Sólo un recorte de un viejo periódico sensacionalista
hacia recordar que años atrás
un desconocido poeta
se había suicidado
cortando sus velas con alas de mariposas
luego de inhalar por horas
el suave polvo de sus alas

Sin título - Gabriel García Márquez



"...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida".



Novela policíaca condensada - Pepón Lapidario


Un tipo murió, otro fue falsamente acusado y al final se descubrió que el asesino era alguien inesperado.

Leve Castigo - Pepón Lapidario


Cuando llegó al infierno le dijeron que su tortura sería comer basura y desperdicios durante toda la eternidad. Se encogió de hombros, poco impresionado: hacía cuarenta años que trabajaba en un McDonald’s.

De Rojo - Vanessa Vergara


Si eres cada uno de mis cortes
yo soy cada uno de los tuyos
entonces sales tú
rojo y tímido como no eres
y salgo yo
muy roja y rápida como no soy

oh, herida mía
¿cuándo será la noche
en que volvamos a ser hemorragia perpetua,
triste hemorragia?

sábado, 28 de julio de 2007

De Greguerías - Ramón Gómez de la Serna


El filósofo antiguo sacaba la filosofía ordeñándose la barba.

De Greguerías - Ramón Gómez de la Serna


La ardilla es la cola que se independizó.

De Greguerías - Ramón Gómez de la Serna


En la manera de matar la colilla contra el cenicero se reconoce a la mujer cruel.

Golpe - Pía Barros



Mamá, dijo el niño, ¿qué es un golpe?
Algo que duele muchísimo y deja amoratado el lugar donde te dio.

El niño fue hasta la puerta de la casa. Todo el país que le cupo en la mirada tenía un tinte violáceo.

Piedra Sacrificial - Enrique Lihn


No me quiero hacer la víctima
A lo sumo estoy cómodamente tendido sobre la piedra de los sacrificios
y un tipo se limpia las uñas con un cuchillo
me dice ¿qué es de tu vida?
¿No te parece que sobra?

Yo y el diablo - Gonzalo Suárez


Dios no existe, pero nos sueña. El diablo tampoco existe, pero lo soñamos nosotros. El otro día me lo encontré en el Metro y me lo dijo. Me cayó simpático, se parecía a mí de mayor. Era un pobre diablo.

La carta - Luis Mateo Díez

Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolios y antes de empezar la tarea diaria, escribo una línea en una larga carta donde, desde hace seis años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.

viernes, 27 de julio de 2007

Justicia - Jaime Muñoz Vargas




Hoy los maté. Ya estaba harto de que me llamaran asesino.

La hormiga escritora - David Lagmanovich


Si una hormiga resultara escritora, ¿qué podría escribir sino minificción?

Pájaros - César Antonio Alurralde


Las ramas se poblaron de pájaros. Sonó un disparo y el árbol cayó pesadamente.

El globo - Miguel Saíz Álvarez




Mientras subía y subía, el globo lloraba al ver que se le escapaba el niño.

Cuento de horror - Juan José Arreola




La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones.

Obsesiones - Alba Omil




Soné que me besaban: era sólo el latido de tu nombre que esa noche se durmió entre mis labios.

Motivo literario - Mónica Lavín



Le escribió tantos versos, cuentos, canciones y hasta novelas que una noche, al buscar con ardor su cuerpo tibio, no encontró más que una hoja de papel entre las sábanas.


El melómano - Eusebio Rubalcaba


Compra discos, lee biografías de músicos, colecciona programas de mano. Por sus venas circula música. Y muchas veces ama aun más la música que los propios músicos. Pero llora en vez de tocar.

jueves, 26 de julio de 2007

De Greguerías - Ramón Gómez de la Serna


Hay el que pierde un botón y no lo encuentra, y el que lo encuentra y lo guarda y nunca lo da a coser. Los dos son unos desdichados.

De Greguerías - Ramón Gómez de la Serna




El más pequeño ferrocarril del mundo es la oruga.

De Greguerías - Ramón Gómez de la Serna




El beso es un paréntesis sin nada adentro.

Auto-retrato - Vanessa Vergara


Latera frígida guatona y fea

Porque ya no me miras

Porque ya no me miras






De Crímenes Ejemplares - Max Aub


- ¡Antes muerta! - me dijo. ¡Y lo único que yo quería era darle el gusto!

DESPEDIDA - Vanessa Vergara




¡Chao! ...

Y me dejaste solita.